El Logos Femenino

Inanna permanece impertérrita a lo largo de la existencia, como auténtica fuente de inspiración para el aspecto femenino, en toda su voluntad de Ser y Existir.
En este blog compartiremos la sabiduría femenina, recuperaremos sus costumbres, ideas, sentimientos y abogaremos para que este pilar que conforma una mitad de un todo, sea indivisible por siempre jamás.
Bienvenid@s a LA TIENDA ROJA

EL CANTO DE LAS MARIPOVAKAS


Las marhipovakas somos
generosas y poderosas matronas,
de grandes ubres,
preciosas alas
y renovada escuela.
Somos seductoras,
presumidas y ostentosas,
también onerosas
y algo grasientas.
Lo más destacable es
que sobre nuestras tetas
se lloran las más
amargas y extrañas penas.
Somos muy femeninas,
fértiles en nuestras guerras.
Magas, astutas, dóciles
y también algo altivas.
No nos queda más remedio,
hace mucho que se nos arrugaron las flaquezas,
y se nos evaporó todo miedo.
Pues hemos sido sometidas,
esclavas y apaleadas,
condenadas sin honor.
Hemorragias de dolor,
sufrimiento y depravación,
nos han enriquecido.
Conocemos infinidad de lares,
multitud de barbaridades.
Corrupción, perjurio
y vulgares obscenidades.
Aún así somos huesudas,
nos mantenemos robustas,
incluso para muchos,
somos las augustas.
Después de haber parido
a nuestro peor enemigo,
nuestro pecho,
amplio y prieto,
a modo de almohadón,
se presta para el perdón.
En nuestras pestañas,
se derritió todo frío añejo,
ahora sólo queda calor, brasas y fuego.
Fuego para purificar,
brasas para el recuerdo
y calor para todo lar.
Eones antaño,
olvidamos y perdonamos.
acicalamos y perfumamos el akásico,
sacudiendo los remiendos.
En nuestros michelines,
y entre las piernas oprimidos,
yacen los recuerdos más amargos,
y los más elevados caminos.
Con manos de hilo y seda,
tejemos los pañuelos,
en los que cachorros imberbes,
lloran sus propias condenas.
Con zapatos remendados,
caminamos a tu lado,
te acunamos y cantamos,
para que luzcas de nuevo.
Somos visibles a lo lejos,
resquebrajamos muros impertérritos.
Se derrumban a nuestro paso,
hasta los más soberbios egos.
Acunando cruzamos,
grandes ríos, mares y lagos,
sin importar si las aguas,
se asemejan a tormentas,
pues éstas, no las tememos.
Y ahí seguimos,
acunando y meciendo,
desde hace miles de milenios.
Si no creéis reconocernos,
te diré como somos.
Somos bellas mariposas,
sabias hipopótamas
y reales vacas celestiales.
Somos las marhipovakas,
la mejor medicina contra los males.

Joanna Escuder