Vengo a Ti,
estoy aquí,
por mi gran Amor por Ti.
Vengo a Ti,
a traerte algo,
algo que sólo gracias a Ti,
he alcanzado.
Aquí tienes,
todo mi completo Ser,
el de la Hija, la Esposa y la Madre,
y el de todo aquello
que pude además también ser.
Este Ser,
que anclado en la exigencia,
alcanzó a ver,
que por el milagro de la experiencia,
alcanzó a vivir.
Aquí te lo traigo,
con todas sus alegrías,
y todas sus oscuridades,
con toda su magia,
y sus días llenos de oportunidades.
Con todo lo que no supe ver,
con todo aquello que llenó mi ser,
de ira, de rabia, de ambición y desdicha.
Con las indolentes salubridades,
que la vida, que tú me regalaste,
inundaron mi alma,
incontables veces de falacias,
sin yo saber,
como trazar los caminos,
sin poner a disposición de la vida mis oídos,
sin albergar en mi alma,
más que auténticos escondrijos,
esos en los que llena de miedo,
me agoté,
por falta de valor y fe.
Tozuda, rebelde, remilgada y astuta,
creyendo saber lo que no sé,
buscando por los rincones,
una y mil formas de enloquecer,
antes que cederme a la Verdad,
de tu Creación,
sintiendo que no me querías,
tal y como Soy.
Sólo tras todo ello,
he llegado a ti.
Tienes que comprender,
que el camino no ha sido fácil,
que muchos y muchas
todavía están en lucha,
que otros muchos,
quizás no se rindan nunca,
y que otros tantos,
tras los velos de la ignorancia,
cada día esclavizados,
se alejen más de Ti,
sin saber siquiera,
que Tú ya estás aquí.
Traigo conmigo todo lo que Soy,
mi locura, mi bravura,
mi cándida ingenuidad,
mi forma de ver la justicia,
mi trágica y falsa libertad,
también,
mi inocencia y mi ancianidad.
Traigo,
los infinitos suburbios,
donde crecí de pequeña,
donde me azotaron, me violaron,
y me dejaron inválida de quien Soy.
Traigo conmigo,
la astucia, la pereza, la audacia,
y la pobreza, del vencedor y del vencido,
del falso apóstol, que con ahínco,
inventó como Tú eras,
y así te moldeó,
desde la farsa, la intolerancia,
el castigo y la pena,
la burla y eso que llaman ciencia.
En definitiva,
de todo aquello,
que no forma parte de tu verdad.
Debo decirte algo más,
y es que quiero que lo sepas,
que sólo y únicamente
lo he logrado,
gracias a Ellas.
A las madres de la vida,
las nutridoras y las anunciadoras,
las magas y las más bellas y ricas,
esas que pese a todo,
esbozan su sonrisa.
Las mismas,
que jamás se han agotado,
por más que nos hallan vilipendiado.
Las mismas que te hemos odiado,
te hemos defendido,
te hemos utilizado,
y te hemos gratamente honrado,
ya fuera como brujas o bien como sacerdotisas.
A ellas, a nosotras,
a todas las que hayamos o no parido,
a los mismos hijos,
que hemos criado
para luego habernos herido.
A los mismos maridos,
que nos han ofendido,
despreciado, mancillado, vejado y humillado,
a los mismos individuos,
que se han apoderado,
de la esencia de la que nos dotaste,
la misma que jamás puede esfumarse,
pues tú,
muy bien la has protegido.
Ahora, por vez primera,
quiero pedirte algo,
quiero pedirte,
que nos devuelvas a todas nuestro sitio,
ese que un buen día desocupamos,
para contribuir en los logros de tu Creación.
Agotadas,
creo que es el momento,
de que el Esposo, el Padre y el Hijo,
nos concedan nuestro sitio.
Ese trono, en el que sólo,
tras el Amor brindado,
podremos todos y cada uno de nosotros,
sentarnos, juntos como UNO.
Y desde el verdadero Poder,
respetar a cada individuo,
sea cual sea su condición,
experiencia y naturaleza.
Eso que Tú tan bien,
has sabido hacer.
Ahora,
toma Todo lo que te entrego,
sé que no es mucho,
pero sí lo suficiente,
para que a Ti,
se te empiece a conocer.
Desde una nueva visión,
y un novedoso sentir,
ese que cada una de nosotras,
ha logrado conseguir para Ti.
Gracias. Gracias por la vida que me entregaste.
Ahora puedo abrazarla y no dejar jamás de vivir...
estoy aquí,
por mi gran Amor por Ti.
Vengo a Ti,
a traerte algo,
algo que sólo gracias a Ti,
he alcanzado.
Aquí tienes,
todo mi completo Ser,
el de la Hija, la Esposa y la Madre,
y el de todo aquello
que pude además también ser.
Este Ser,
que anclado en la exigencia,
alcanzó a ver,
que por el milagro de la experiencia,
alcanzó a vivir.
Aquí te lo traigo,
con todas sus alegrías,
y todas sus oscuridades,
con toda su magia,
y sus días llenos de oportunidades.
Con todo lo que no supe ver,
con todo aquello que llenó mi ser,
de ira, de rabia, de ambición y desdicha.
Con las indolentes salubridades,
que la vida, que tú me regalaste,
inundaron mi alma,
incontables veces de falacias,
sin yo saber,
como trazar los caminos,
sin poner a disposición de la vida mis oídos,
sin albergar en mi alma,
más que auténticos escondrijos,
esos en los que llena de miedo,
me agoté,
por falta de valor y fe.
Tozuda, rebelde, remilgada y astuta,
creyendo saber lo que no sé,
buscando por los rincones,
una y mil formas de enloquecer,
antes que cederme a la Verdad,
de tu Creación,
sintiendo que no me querías,
tal y como Soy.
Sólo tras todo ello,
he llegado a ti.
Tienes que comprender,
que el camino no ha sido fácil,
que muchos y muchas
todavía están en lucha,
que otros muchos,
quizás no se rindan nunca,
y que otros tantos,
tras los velos de la ignorancia,
cada día esclavizados,
se alejen más de Ti,
sin saber siquiera,
que Tú ya estás aquí.
Traigo conmigo todo lo que Soy,
mi locura, mi bravura,
mi cándida ingenuidad,
mi forma de ver la justicia,
mi trágica y falsa libertad,
también,
mi inocencia y mi ancianidad.
Traigo,
los infinitos suburbios,
donde crecí de pequeña,
donde me azotaron, me violaron,
y me dejaron inválida de quien Soy.
Traigo conmigo,
la astucia, la pereza, la audacia,
y la pobreza, del vencedor y del vencido,
del falso apóstol, que con ahínco,
inventó como Tú eras,
y así te moldeó,
desde la farsa, la intolerancia,
el castigo y la pena,
la burla y eso que llaman ciencia.
En definitiva,
de todo aquello,
que no forma parte de tu verdad.
Debo decirte algo más,
y es que quiero que lo sepas,
que sólo y únicamente
lo he logrado,
gracias a Ellas.
A las madres de la vida,
las nutridoras y las anunciadoras,
las magas y las más bellas y ricas,
esas que pese a todo,
esbozan su sonrisa.
Las mismas,
que jamás se han agotado,
por más que nos hallan vilipendiado.
Las mismas que te hemos odiado,
te hemos defendido,
te hemos utilizado,
y te hemos gratamente honrado,
ya fuera como brujas o bien como sacerdotisas.
A ellas, a nosotras,
a todas las que hayamos o no parido,
a los mismos hijos,
que hemos criado
para luego habernos herido.
A los mismos maridos,
que nos han ofendido,
despreciado, mancillado, vejado y humillado,
a los mismos individuos,
que se han apoderado,
de la esencia de la que nos dotaste,
la misma que jamás puede esfumarse,
pues tú,
muy bien la has protegido.
Ahora, por vez primera,
quiero pedirte algo,
quiero pedirte,
que nos devuelvas a todas nuestro sitio,
ese que un buen día desocupamos,
para contribuir en los logros de tu Creación.
Agotadas,
creo que es el momento,
de que el Esposo, el Padre y el Hijo,
nos concedan nuestro sitio.
Ese trono, en el que sólo,
tras el Amor brindado,
podremos todos y cada uno de nosotros,
sentarnos, juntos como UNO.
Y desde el verdadero Poder,
respetar a cada individuo,
sea cual sea su condición,
experiencia y naturaleza.
Eso que Tú tan bien,
has sabido hacer.
Ahora,
toma Todo lo que te entrego,
sé que no es mucho,
pero sí lo suficiente,
para que a Ti,
se te empiece a conocer.
Desde una nueva visión,
y un novedoso sentir,
ese que cada una de nosotras,
ha logrado conseguir para Ti.
Gracias. Gracias por la vida que me entregaste.
Ahora puedo abrazarla y no dejar jamás de vivir...
Joanna Escuder