Puede parecer una pregunta
estúpida, pero vamos a ver a ambas y después la volvemos a plantear.
En primer lugar a Lilith
no se la conoce como a Eva, ella además de no haber sido bien vista, cuando se
la ha mencionado, siempre ha sido para desdeñarla como mujer, en cambio de Eva
hemos escuchado hablar constantemente, no por motivos mucho mejores, pues
parece ser la culpable de todas las desgracias del hombre, sino porque la Santa
Madre Iglesia, nos ha argumentado lo grave de su pecado con la dichosa manzana.
Hoy día, cuando escucho
estas sandeces, me pregunto como ha podido ser que el ser humano, se haya
creído semejante idiotez. Es como si nos hubieran idiotizado con un poderoso
brebaje, y al inculcarnos creencias de este tipo, no hubiéramos tenido la
oportunidad de elegir pensar por nosotros mismos. Hoy día, gracias a Dios,
parece que el brebaje ha dejado de ser efectivo y aunque sea lentamente, cada
uno de nosotros va despertando a un mundo en el que no es necesario que ninguna
institución, que diga hablar en nombre de Dios, te diga lo que tienes que pensar,
creer, y hacer, para ser acogido en su reino. Hoy en día, la mayoría ya sabemos
que eso no es cierto y que los únicos pecadores por falacieros, son ellos.
Dicho lo cuál, veamos cuál es el Arquetipo de Eva y después veremos cuál es el
de Lilith.
Podemos describir a Eva,
como una mujer sensible y frágil, quien siempre le mira a él para que le dé su
aprobación, ella también es muy sentida por todo, y necesita de la compañía
constante de Adán, pues ella nació de su costilla y le pertenece sólo a él.
Además como pecadora que es, tiene una gran necesidad de complacerle, quiere
que siempre se sienta como el rey, y por eso atiende todas sus necesidades,
incluso las sexuales. Deja que su Adán domine la situación, si él opina que las
cosas tienen que ser de algún modo, ella acepta con total sumisión, nunca osa
contradecirlo, porque sabe que eso supone un grave disgusto para él y no le
quiere hacer pasar un mal rato. Para más recochineo, su Adán conoce todas estas
debilidades y en lugar de empoderarla, se dedica a acusarla y a culpabilizarla
por todo lo que hace mal, así tiene asegurado su reinado, es la política del
miedo. Sé poderoso –se dice a sí mismo – y vencerás siempre. Como ella es del
sexo débil, y no tiene ni oficio ni beneficio, pues no le queda otra que aunque
no le guste, estar dispuesta para todo lo que el señorito le exija. Si se tiene
que abrir de piernas, se abre, si tiene que limpiar la casa, limpia, si tiene
que hacerse cargo de los hijos, es la mejor madre, si tiene que volver a
abrirse de piernas, se abre, si tiene que cocinar, cocina, si tiene que estar
hermosa para continuar siendo atractiva, no vaya a ser que se busque a otra,
aunque demacrada, intenta estar guapa y llevar siempre una sonrisa, pues nunca
se olvida que por su culpa, su familia no tiene acceso al paraíso.
Cuando ya no puede más,
llora desconsoladamente, preguntándose porque ella no tiene derecho a ser
feliz, es entonces cuando una voz interior le dice que recuerde su papel como
mujer y que a su muerte él le acogerá. Entonces si hay dudas, le habla de la
madre de Jesucristo, de una mujer verdadera, que eligió Dios para que naciera
su hijo, y bla, bla, bla. Y aquí no acaba la cosa, como las creencias de Eva
son muy poderosas y no tiene espacio para pensar por sí misma, sus propios pensamientos
se tiran contra ella, incluso por dentro, destronándola todos los días de su
existencia y obligándola a pedir perdón a Dios, por la osadía de haberse
quejado siquiera un poco. Entonces es la oración, el rosario y la parafernalia
que nunca sale del corazón, la que domina, imperando el patriarcado en todo su
sentir, por dentro y por fuera.
Cuando la Eva despierta,
lo hace poco a poco, con cuidado, seguramente tras superar largos tragos de
oscuridad consigo misma, largas fases de victimismo, de baja autoestima, de sin
cariño, de depresiones y ansiedades incontrolables, que la obligan a realizar
transformaciones importantes, pues se le desmoronan sus creencias y su vida
artificial, llena de obligaciones y complacencias, que no le aportan ninguna
satisfacción personal.
Los miedos de Eva subyacen
sobre todo en sus sentimientos de incapacidad para ser nada de todo aquello que
nunca experimentó. Para ella el mundo puede ser un lugar irascible, lleno de
depredadores, donde existen todo tipo de adanes que a la mínima le harán sentir
despreciable por su inexperiencia para ganarse la vida o sentirse una mujer
libre.
El tránsito entre Eva y
Lilith, es duro, no es nada fácil, hay grandes programas subconscientes que
eliminar definitivamente y eso supone una voluntad clara de crecimiento. Como
esposa tuvo que ser la mejor, la más hermosa, la más servicial, la más
cariñosa, la más sensual, la más todo. Como madre tuvo que ser ejemplar, una
gran madre, protectora de sus hijos, entregada a ellos, convirtiéndose esos hijos
muchas veces en una prolongación de las actitudes del padre. Tuvo que ser
consejera, enfermera, y todo aquello que su hogar le exigiera cada uno de sus
días y noches. Eva no recuerda cuales son sus sueños, no sabe qué hubiera hecho
con su vida si no se hubiera casado y tenido hijos, no puede imaginarse de otro
modo, pues nació programada para continuar el linaje femenino, buscando a esa
Eva que algún día pudiera ser perdonada por Dios y por los hombres, para
recuperar el paraíso.
Eva en el fondo es una
gran mujer que no se conoce a sí misma, pero que si conoce su resistencia ante
las experiencias de la vida. Es una mujer múcho más fuerte de lo que cree.
Ahora después de toda esta anulación de su ser, solamente le queda, desear
conocerse más allá de lo conocido y atreverse a adentrarse en mundos
desconocidos, solamente ahí se verá con otros ojos y recuperará una parte de
ese paríaso perdido para aprender a disfrutarlo, porque yo creo que se la ha
ganado.
Tras toda esta sumisión
patriarcal y todo este arquetipado religioso, una fuerza interna que hasta
ahora siempre estuvo en silencio, parece despertar. Se trata de la mujer que no
vive con fronteras, que sabe que las barreras solamente se las pone ella y que
las puede retirar cuando quiera, para alcanzar a vivir lo que se proponga. No
es en nada una imitadora del hombre, es una amazona, que sube a su caballo y
galopa, libre de ataduras, de creencias absurdas, de culpabilidades impuestas,
capaz de liberarse de apegos y arriesgarse en esos mundos que fueron
infranqueables por orden patriarcal. Lilith ha derribado en su interior
cualquier orden que no proceda de ella, ahí nada tiene palabra ni argumento de
hombre, ella ha aprendido ha atender su voz interior, pero la suya, no la de
sus creencias, la reconoce y sabe que si la atiende será la mujer que elija
ser, libre de un linaje que pretende no morir nunca como lo que es. A Lilith no
le queda otra que lucharse su esencia, sentir la traición al clan, arriesgarse
a ser repudiada si elije no casarse, o no ser madre, o lo que sea que no cumpla
con los cánones. Lilith no tiene tiempo que perder, ya ha perdido bastante,
busca su caballo y salta sobre él, aventurándose a equivocarse, sabe que si
ocurre, tiene fuerza para volver a levantarse y que ese halo de víctima, ya lo
aprendió a destruir para ponerse en la piel de Lilith.
Gracias
a la existencia en el inconsciente colectivo de Lilith, el género femenino hoy
puede continuar viviendo en este “inhóspito” planeta, sin sentirse esclava del
sistema patriarcal que se ha establecido y que hemos contribuido en su creación
todos.
Hoy,
cuando este sistema patriarcal comienza a desmoronarse para desvelar las
lesiones y limitaciones que ha infringido a la humanidad, Lilith levanta la
cabeza y sabe que es su momento, el momento de presentarse victoriosa con la
cabeza alta, las manos limpias y los ojos enamorados de la vida, sabiendo que
todo el dolor sufrido y toda lamentación expresada es fruto de un camino de
aprendizaje que cada individuo a su ritmo y a su modo está restableciendo y
aprendiendo a amar.
La Luna
Negra, como también se la conoce, nos muestra donde tenemos ese poder que ha
permanecido a veces oculto y escondido y otras inmaduro como para haberse
expresado de forma manipuladora.
Este
presente nos invita a conocer mejor a nuestro aspecto Lilith y a madurarlo para
sacarlo a la luz, sin sentirnos menos amadas, ni irreverentes, ni pecadoras, ni
nada semejante. Lilith es hoy un exponente del empoderamiento femenino, quien
camina de forma autosuficiente y consciente del grupo y del poder de la unidad,
quien toma decisiones sin que nadie le tenga que decir qué es lo que más le
conviene, es también quién decide sobre su rol femenino, si desea o no ser
madre, si se compromete con una pareja o prefiere caminar sola y experimentar
con todas las relaciones que le apetezca de forma libre, madura y consciente,
sin por ello creerse puta, loca o rebelde.
Lilith
es la mujer que se aprecia como mujer y que se sabe tan poderosa como él,
caminando a la par, sin colocarse jamás detrás u ocultándose para no hacerle
sombra, tampoco compite con el hombre y le quiere adelantar, se reconoce como
igual, simplemente con distinta sexualidad.
Vive su
feminidad tal cual es, sin reglas impuestas, sin directrices ni dogmas. Si es
bruja, lo muestra sin tapujos, ya no tiene miedo a ser quemada en ninguna
hoguera, ni juzgada por los patriarcas que dicen hablar en nombre de Dios padre
todopoderoso creador del cielo y de la tierra, porque ellas conocen el poder
divino de la madre tierra y de la naturaleza y saben que Dios es mucho más que
padre, pues también es madre y es hijo, y lo es todo.
A
Lilith ahora nadie puede manipularla con falsas historias bíblicas ni leyendas
en las que las mujeres para ser felices tienen que ser princesas y esperar a
que un príncipe poderoso de materia las ame y las haga felices, ellas saben ser
felices por sí mismas y saben elegir como vestirse, pues pueden ponerse
vestidos monacales, ostentosos, de diseño, o pueden ir desnudas, o tapadas con
harapos, con abalorios étnicos que les recuerdan su paso ancestral por este
planeta y sus culturas, sin dejar nunca de ser ellas mismas.
Lilith
ama su cuerpo, lo bendice y lo venera, tenga las medidas que tenga, nada
externo la fija en estereotipos ni le dice lo que es o deja de ser la belleza.
Ella ya se sabe bella por el simple hecho de ser mujer. Ha aprendido a
comunicarse con su útero, lo reconoce como fuente de toda creación, lo sana y
al mismo tiempo ayuda a sanarlo a sus compañeras de viaje, pues entre ellas no
hay distinciones, ni razas, ni creencias que creen ni muros ni barreras, Lilith
sabe que la experiencia de todas es la riqueza del planeta y que su unión, su
fortaleza.
Cuando
Lilith pare un hijo sabe que no le pertenece, que ella únicamente ha prestado
su poder de gestación para que ese Espíritu encarne y lo hace por amor, por
verdadero amor, sin pertenencia ni posesión. Para ella los hijos que parió y
los hijos que parieron sus compañeras, son lo mismo, quiere lo mejor para todos
sin distinción. Lilith ama sin más, per sé porque ha sido la propia vida su
mejor maestra y para Lilith la experiencia es una joya indestructible que ha
convertido en su combustible. El pasado para Lilith es el poder de la vida
encarnada en el presente con la sabiduría para crear un futuro diferente, donde
ningún dolor vivido tenga que repetirse y sobre todo sabiendo que en el
presente ya lo tiene todo. No pide, no reclama, no le falta nada, sólo sonríe,
ama y agradece.
¿Y
ahora tú quién eres…? ¿Eva ó Lilith? Seas quien seas no te olvides jamás de tus
atributos esenciales, ahí nada ni nadie podrá matar todo aquello que con tu
sabiduría creaste, porque más allá de todo este mundo terrenal, viva la DIOSA
que llevas dentro. Es el momento de descubrir tu poder celestial.
Joanna
Escuder